La maternidad en muchos sentidos es crecimiento, personal, espiritual, físico, y emocional. Tu vida toma finalmente sentido como nunca lo imaginaste. Pero durante ese proceso nadie te dice que tienes que prepararte para renunciar. ¿Renunciar? Si… renunciar, aunque sea temporalmente a cosas que ahora tienes y que puedes hasta sentir como sin importancia.
Cuando tu bebé está en sus primeros tres meses de nacimiento, prepárate para renunciar a dormir, mi hijo, actualmente tiene poco más de año y medio, y todavía no logro recuperar el sueño profundo y placentero que tenía antes de ser mamá. Pero en esos primeros tres meses de vida, prepárate mentalmente para renunciar al sueño.
Prepárate también para renunciar al ocio o entretenimiento de cualquier tipo. ¿Ir al cine?, ¿Netflix?, ¿Un café entre amigas?, ¿Un concierto?… Ojo que no es porque alguien te lo prohíba, ¡No! Es porque estarás tan agotada física y mentalmente que desearás aprovechar esos breves instantes de calma para dormir o descansar un poco.
Tendrás que renunciar un poco a la vanidad. ¿Ropa nueva, zapatos nuevos, día de spa? No, preferirás invertir ese dinero en comprar pañales y leche, ¿Volver a tu talla o peso inicial?… bueno, ciertamente, hasta que vives el torbellino de tener un recién nacido, te das cuenta de que eso está en lo último de tus prioridades.
¿Renuncias profesionales? A muchas mujeres les toca vivirlo también. Es un poco cruel admitirlo, pero las mujeres profesionales están camino a alcanzar la cúspide profesional rondando los 30 años, pero justo en ese mismo período de tiempo coincide la maternidad.
Y a pesar de que las mujeres somos multitarea, los primeros 3 años de vida de nuestros hijos son muy demandantes, y está bien que lo sea, porque en ese período de tiempo se definen rasgos muy importantes de su personalidad que los marcarán para el resto de su vida. Y si decides ampliar la familia, ese período se puede ampliar 3 años más.
Por consecuencia, ese letargo laboral de 6 años en promedio te pasará factura en tu carrera profesional, dando chance a un hombre a tomar tu lugar en muchos casos de ascensos. No quiero decir con esto que sea una regla sin excepción, pero pasa.
Renuncia a llenar las expectativas de todos. Te habrás dado cuenta de que desde que quedaste embarazada te sobra quien te de consejos y opiniones sobre temas sensibles. Eso multiplícalo por 10 cuando el bebé ya haya nacido. Solo tú y tu marido son quienes determinan la forma conveniente de llevar su paternidad. Nadie más.
Todas las renuncias que enumeré si te fijas bien, son temporales, a excepción de la última, todo volverá a la relativa normalidad con el paso del tiempo, volverás a dormir, tendrás tiempo para el ocio, es necesario que vuelva la vanidad, y te pondrás retos profesionales importantes con el paso del tiempo que seguro alcanzarás. Mientas tanto aprende a soltar y renuncia.
Hasta pronto.
Fabi